miércoles, 11 de diciembre de 2013

Rescate del Río Atoyac

Una mirada a un río que se niega a desaparecer y convertirse en canal de aguas negras con cada descarga clandestina de afluentes contaminados y tiraderos de basura en sus márgenes. Un río que da un respiro gracias tanto a la participación de la sociedad civil que se esfuerza en su recuperación y tratamiento con el movimiento Dale la Cara al Río Atoyac, como a las universidades e instituciones públicas que han realizado trabajos de monitoreo y caracterización de contaminantes en sus aguas.

El río Atoyac es la cuenca principal del río Balsas y se forma a partir de los deshielos que descienden de los volcanes Iztaccíhuatl, El Telapón y La Malinche, en los límites de los estados de México y Puebla.
En su recorrido recibe varias aportaciones relevantes por una y otra margen, como los ríos Nexapa, Mixteco, Acatlán, Zahuapan y Alseseca, entre otros. En la ciudad de Santa Cruz Otatla, municipio de Tlahuapan, Puebla, es su primer encuentro con aguas provenientes de actividades humanas; la siguiente parada es en el poblado de San Martín Texmelucan, Puebla, donde las aguas de dicha corriente y sus afluentes se aprovechan en actividades agrícolas, domésticas e industriales y recogen las aguas residuales de esta ciudad, dando las primeras cargas de contaminantes. Es por eso que, lamentablemente, en la parte de Puebla es considerado un río de aguas negras o canal de desagüe, lo que significa que su contenido es de aguas residuales (no aptas para consumo humano o actividades agrícolas e industriales).






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